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Michael Jordan y su último tiro: el final perfecto... que no fue el final

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Tres décadas después, Jordan sigue siendo el modelo a seguir (1:33)

Eric Gómez explica por qué es tan difícil acercarse al legado de Michael Jordan en la década de los años 90 del siglo pasado. (1:33)

Se cumplen 27 años desde aquella postal icónica: Michael Jordan sobre Byron Russell y de cara a la afición del Jazz, un tiro que le dio el último título a los Bulls.


Michael Jordan, suspendido en el aire. Byron Russell, el jugador del Utah Jazz con la responsabilidad de defenderlo prácticamente toda la serie, viendo hacia la canasta. Frente a ellos, un mar de aficionados, casi todos fieles al Jazz, resignados. Era un momento perfecto. The Last Shot. El último tiro para el último campeonato, y una despedida que ni Hollywood podía idear.

Los Chicago Bulls vencieron aquel 14 de junio de 1998 al Utah Jazz en Salt Lake City, cerrando oficialmente la era de Jordan, Scottie Pippen, Phil Jackson y Jerry Krause que obtuvo seis títulos en seis intentos. El momento prometía, además, hacer algo que pocas veces ocurría en el deporte: despedir a su representante más grande en la cima.

Pero el mismo Jordan irrumpió la narrativa poco tiempo después. En 2001, salió del retiro por segunda vez, al enrolar con los Washington Wizards, equipo del cual era parte dueño y presidente de operaciones. Pese a que dijo que jamás jugaría para otro coach que no fuera Jackson, la contratación de Doug Collins –el entrenador que fue echado de Chicago en favor de Jackson– fue determinante para que MJ volviera a la duela.

Aquel regreso funcionó para otorgar otros momentos memorables: en 2003, el Miami Heat retiró el número 23 de Jordan, pese a nunca haber jugado para la franquicia, y una ovación de más de cuatro minutos en Chicago por parte de la afición que disfrutó de su talento por gran parte de su carrera.

Pero ninguno de esos instantes o tributos sería suficiente para suplantar lo que se vio en junio de 1998 –un momento que se grabó instantáneamente para la posteridad, y el que muchos aun consideran como la despedida “oficial” de una de las figuras más grandes en la historia del deporte profesional.

El último tiro del último baile

En el documental The Last Dance, se recuerdan las circunstancias que llevaron al desenlace de la temporada 1997-98: los Bulls, liderados por el ejecutivo Jerry Krause, planeaban cortar la dinastía al final de la temporada, empezando por Jackson al traer a otro coach.

Jordan inmediatamente dijo que no jugaría para otro coach, condicionando su continuidad. De igual manera, los contratos de Pippen y Dennis Rodman caducaban al final de la temporada, lo cual dejaba en claro que aquella temporada sería la última en la que el núcleo del equipo estaría junto.

Los Bulls ganaron 62 juegos y vencieron fácilmente a los New Jersey Nets y Charlotte Hornets en las primeras dos rondas, apenas perdiendo un solo juego en el proceso. Ya en la serie por el campeonato de la conferencia Este, los Indiana Pacers pusieron en peligro a Chicago, llevándolos a un séptimo juego en el que Jordan anotó 28 puntos, y Toni Kukoc otros 21 para acabar con la amenaza.

Ya en las finales, se enfrentaron por segunda vez consecutiva al Jazz, el único equipo que había logrado llegar a esta instancia para enfrentar a Jordan en más de una ocasión. Un año antes, se jugó el famoso Flu Game, en el que MJ venció a Utah pese a estar severamente deshidratado gracias a una maleza estomacal. Los Bulls alzaron el título tras seis juegos en aquella ocasión.

Esta vez, con la narrativa que suponía el potencial retiro de Jordan, o al menos su salida del equipo al final de la temporada, el drama era aún mayor. Tras cuatro juegos, los Bulls estaba arriba tres a uno en la serie, con el quinto cotejo a disputarse en el United Center de Chicago, lo cual parecía significar el final de Utah y el cierre perfecto –MJ se despediría en casa de su gran afición.

Con apenas unos últimos segundos en el reloj, Utah ganaba 83-81, y Jordan recibió la pelota con una última oportunidad de ganar el partido. La anticipación era inmensa, pero el tiro de Michael fue errado, y el Jazz rescató el duelo –llevando la serie a casa. La cosa se ponía cada vez peor para Chicago: Scottie Pippen se lastimó la espalda casi al principio del sexto juego, delegando a Jordan la responsabilidad total en ofensiva.

Al final, Michael terminó con 45 puntos, y lanzó 35 de los 67 disparos del equipo durante el encuentro. Además de los 15 puntos de Kukoc, ningún otro Bull llegó a doble dígitos de puntos. Con 5.2 segundos en el reloj, Jordan se colgó en el aire sobre Russell y anotó aquella icónica canasta.

Fue la despedida perfecta, hasta que no la fue.

Su majestad en la capital

En enero de 1999, con la NBA recuperándose de una disputa laboral entre dueños y jugadores, Jordan dio el anuncio que el mundo esperaba, pero lamentaba: se retiraba por segunda vez del básquetbol profesional. En aquel momento, dijo que estaba “99.9% seguro que jamás jugaría otra vez”.

Un año después, se anunció que Jordan había comprado una fracción minoritaria de los Washington Wizards, instalándose como el mandamás en lo que se refería a las decisiones sobre el equipo. En el draft del 2001, se llevó a Kwame Brown con la primera selección, una decisión que posteriormente sería notoria cuando volvió como jugador.

El 25 de septiembre de ese año, Jordan anunció que volvería a ser jugador activo, esta vez con los Wizards. Tras dos temporadas, en las que MJ tenía 39 y 40 años de edad, se vivieron momentos de antaño– pero solamente eso. Los Wizards no eran los Bulls de los noventa, y Jordan se quedó sin acceder a postemporada, muchas veces criticando a Brown ante los medios –una situación irónica tomando en cuenta que él lo trajo al equipo.

Durante su último partido, el 16 de abril del 2003, Jordan recibió una despida definitiva que cualquier jugador envidiaría: en Filadelfia, hizo sus últimos dos tiros libres antes de ser sustituido con un minuto y 44 segundos en el reloj. El juego se detuvo por tres minutos, con tributos por parte de la afición, jugadores… ¡y los oficiales!

Pero queda claro que para una leyenda como Jordan, el último adiós fue agridulce. Fue, al final, un gusto innecesario que se dio el 23 cuando ya no se podía mejorar el adiós anterior con los Bulls.

Aquella noche de 2003 en Filadelfia, 21 mil espectadores y una módica audiencia local por televisión se despidió de Jordan.

Pero en Utah, cinco años antes, 35.8 millones de televidentes en Estados Unidos, vieron a Jordan ser el héroe con ese último tiro, que no lo fue.